Nutrición e inmunidad



Texto: Español

Mientras esperamos que surja una vacuna efectiva y segura,
todos seremos infectados en algún momento.
El aislamiento social sólo hace que el contagio se propague con mayor lentitud, lo que otorga tiempo y capacidad al sistema sanitario para atender a los más necesitados. Después de infectados, finalmente dependemos de nuestro admirable sistema inmunitario. Por ahora sólo podemos intentar bloquear la invasión viral.

Qué duda cabe, el fortalecimiento del sistema inmunitario es de vital importancia especialmente en tiempos de pandemia. Mucho se ha escrito sobre la contribución de algunos alimentos al mantenimiento de la buena salud. Es hora de poner las cosas en platos limpios.

La peste que nos afecta nos ha enseñado mucho sobre las prodigiosas propiedades de nuestro sistema inmunológico. No obstante, al mismo tiempo hemos aprendido que cuando un agresor desconocido invade nuestro organismo, las reacciones de protección inmunitaria tardan un tiempo, y en ocasiones, la respuesta inmune actúa en forma descontrolada causando graves daños a varios órganos, lo que puede provocar también la muerte. 

Durante la temporada de gripe u otras enfermedades las personas tradicionalmente buscan alimentos especiales o suplementos vitamínicos que se cree pueden aumentar la inmunidad. La vitamina C, alimentos cítricos en general, la cazuela de pollo y el té con miel son ejemplos populares.

Sin embargo, nuestro sistema inmune es un proceso  complejo que depende del equilibrio de muchos factores, no sólo de la dieta, y especialmente,  no depende de un alimento o nutriente específico.

Así, una dieta equilibrada que considere una variedad de vitaminas y minerales, junto con un estilo de vida saludable que incluye un sueño reparador, el control del estrés y la práctica de ejercicios adecuados, estimulan nuestro organismo para combatir infecciones y enfermedades.

Como fácilmente se comprende, también hay factores adversos que deprimen nuestro sistema inmunológico, veamos:

·        Vejez: a medida que envejecemos nuestros  órganos internos relacionados con el sistema inmunitario tienden a ser menos eficientes,   como el timo o  la médula ósea, causando disminución de la producción de células inmunitarias  necesarias para combatir las   infecciones. El envejecimiento también puede estar asociado a la deficiencia de micronutrientes, lo que contribuye al deterioro inmunológico.

·        Toxinas ambientales: el humo y otras o  partículas en el aire   (incluido el exceso de alcohol)   pueden afectar o inhibir la actividad normal de las células inmunitarias.

·        Sobrepeso: La obesidad está asociada con la inflamación. Estudios recientes  han identificado la obesidad como un factor de riesgo para el virus de la gripe, posiblemente debido al deterioro de la función de las células T, un tipo de glóbulos blancos, células claves en la defensa inmunitaria.

·        Dieta inadecuada: La franca desnutrición o una dieta pobre de nutrientes específicos,  puede afectar la producción y la actividad de anticuerpos inmunes.

·        Enfermedades crónicas: Es de gran relevancia la inmunodeficiencia que ataca y desactiva las células inmunitarias.

·        Estrés mental crónico: El estrés libera hormonas, entre ellas el cortisol, que tiene efectos antiinflamatorios e inmunosupresores.

·        Falta de sueño y descanso: durante el período de sueño nuestro organismo libera un tipo de citoquina que regula la respuesta inmune. La falta de sueño disminuye la cantidad de citoquinas y otras células inmunitarias.

La dieta ideal para estimular el sistema inmunológico.
La ingesta de nutrientes suficientes como parte de una dieta variada es necesaria para la salud y el funcionamiento de todas las células, incluidas las células del sistema inmunitario.

Ciertos patrones dietéticos pueden preparar mejor el organismo para ataques microbianos  y la inflamación excesiva, pero es poco probable que alimentos individuales ofrezcan una protección especial.  

Cada etapa de la respuesta inmunitaria depende de la presencia de muchos micronutrientes.  Ejemplos de nutrientes que se han identificado como críticos para el crecimiento y la función de las células inmunitarias incluyen:

·        Vitamina C
·        Vitamina D
·        Cinc
·        Selenio
·        Hierro

Estos micronutrientes se encuentran en una variedad de alimentos vegetales y animales.
Las dietas que carecen de nutrientes diversos y de calidad, terminan afectando negativamente al sistema inmunitario. Un ejemplo claro de esto último son los alimentos procesados.

También se cree que una dieta occidental rica en azúcar refinado y carne roja, y baja en frutas y verduras, puede promover trastornos en microorganismos intestinales saludables, lo que resulta en inflamación crónica del intestino que compromete la inmunidad asociada.

El microbioma es la suma de todos los microorganismos, en su, mayoría bacterias, que viven en nuestro organismo, principalmente en el intestino. Es un área de investigación intensa y activa, ya que los científicos están descubriendo que el microbioma desempeña un papel clave en la función inmune.  El intestino es una zona importante de actividad inmune y producción de proteínas antimicrobianas.

La dieta juega un papel muy importante en la composición cualitativa de los microrganismos que viven en nuestros intestinos.

Una dieta rica en plantas y fibras, incluyendo muchas frutas, cereales integrales y verduras que estimulan el crecimiento y mantenimiento de microbios beneficiosos.

Algunos microorganismos útiles descomponen las fibras generando ácidos grasos de cadena corta que estimulan la actividad de las células inmunitarias. Estas fibras reciben el nombre genérico de prebióticos, porque alimentan microorganismos.  

Los alimentos probióticos contienen colonias de bacterias vivas saludables que se alimentan de fibras y oligosacáridos. Por lo tanto, una dieta que contenga alimentos probióticos y prebióticos genera beneficios para el organismo huésped.   Algunos ejemplos son los siguientes:

·        Alimentos probióticos: kéfir, yogur con cultivos activos vivos, verduras fermentadas, chucrut, tempeh, té kombucha, kimchi y miso.

·        Alimentos prebióticos: ajo, cebolla, puerros, espárragos, alcachofas, diente de león, plátanos y algas.

Sin embargo, una regla más completa  aconseja consumir una variedad de prebióticos como frutas, verduras, frijoles y cereales integrales.  

Uso de vitaminas o hierbas medicinales
La deficiencia de ciertos nutrientes puede alterar la respuesta inmune de nuestro organismo. Estudios en animales han encontrado que la deficiencia de zinc, selenio, hierro, cobre, ácido fólico y vitaminas A, B6, C, D y E deprimen las respuestas inmunitarias. 

Estos nutrientes ayudan al sistema inmunológico de varias maneras: como antioxidantes para proteger las células sanas, apoyando el crecimiento y la actividad de las células inmunitarias, y produciendo anticuerpos. Los estudios epidemiológicos muestran que las personas desnutridas corren un mayor riesgo de contraer infecciones bacterianas, virales y de otros tipos.

La ingesta de una dieta variada y de buena calidad, evita la deficiencia de nutrientes necesarios, sin embargo, hay ciertas poblaciones que tienen mayores necesidades de nutrientes o situaciones en las que no es posible obtener una variedad de nutrientes.

En estos casos, un suplemento vitamínico y mineral puede ayudar a llenar las lagunas nutricionales. Los estudios han demostrado que la suplementación con vitaminas puede mejorar las respuestas inmunitarias en estos grupos. Las mujeres embarazadas y lactantes, los bebés, los niños pequeños o gravemente enfermos son ejemplos de grupos que corren el riesgo de tener un sistema inmunitario debilitado y que requieren de suplementación vitamínica.

Los ancianos son un grupo particularmente de alto riesgo. La respuesta inmunitaria generalmente disminuye con el aumento de la edad debido a la disminución del número y la calidad de las células inmunitarias, una situación que causa un riesgo  aún mayor si hay concomitancia con enfermedades crónicas o agudas.

Además, los ancianos a menudo presentan carencia de nutrientes, algunas razones incluyen:

·        Disminución del apetito debido a enfermedades crónicas
·        Depresión o soledad
·        Uso de varios medicamentos que pueden interferir con el apetito y la buena absorción de nutrientes
·        Mala absorción de alimentos debido a problemas intestinales
·        Aumento de las necesidades nutricionales debido al aumento de requisitos calóricos.

La variedad de la dieta también puede ser limitada debido a restricciones presupuestarias o el desinterés en la preparación de alimentos de personas solas, mala dentición, problemas mentales o falta de transporte y otros recursos para obtener alimentos.

Un suplemento multivitamínico que contenga minerales en dosis dietéticas se recomienda en estos casos.  Siempre es prudente consultar la dosis y la frecuencia con un médico o nutricionista.

Suplementos consumidos en mega dosis (dosis mayores que lo recomendado ordinariamente) no parecen justificados y a veces pueden ser dañinos o incluso deprimir el sistema inmunológico (un ejemplo de esto es zinc). Los suplementos vitamínicos no deben considerarse un sustituto de una buena dieta, ningún suplemento contiene todos los beneficios de los alimentos naturales.  

Hierbas
Varios suplementos herbarios se han sugerido como estimulantes de la función inmune. Algunas investigaciones recientes muestran los siguientes resultados:   

·        Equinacea: estudios  celulares han demostrado que la equinacea puede destruir los virus de la gripe, pero aún faltan clínicos y la determinación de los componentes activos. No se ha demostrado que la equinacea mejore la gripe una vez adquirida, pero tomarla preventivamente puede ofrecer protección.

·        Ajo: Se ha propuesto que el ingrediente activo en el ajo, la alliína (sulfóxido de S-alil-cisteína), tiene efectos antivirales y antimicrobianos efectivo contra el resfriado común, pero faltan ensayos clínicos de alta calidad que comparen la acción del ajo con placebos.

Una  revisión realizada por Cochrane (§) identificó un estudio de calidad realizado con 146 participantes. Los participantes que tomaron ajo como suplemento durante tres meses tuvieron menos incidencias de resfriado común que aquellos que tomaron un placebo, pero después de contraer el virus del resfrío, los dos grupos tuvieron una duración similar de la enfermedad.
(§)  Cochrane es una organización benéfica internacional británica que examina sistemáticamente los resultados de la investigación médica.

·        Catequinas del té: Son un tipo de poli fenoles encontrados en el té verde. Estudios celulares han demostrado que las catequinas, pueden combatir algunos virus de la gripe y aumentar la actividad inmune.

Los ensayos con té verde en humanos sin embargo siguen siendo limitados. Dos ensayos clínicos aleatorizados encontraron que las cápsulas de té verde produjeron menos síntomas de resfriado o incidencia de gripe que un placebo; sin embargo, ambos estudios fueron financiados o tuvieron asociaciones de autores con las industrias del té.

Recomendaciones finales  para estimular el  sistemainmunitario
1.     Mantener una dieta equilibrada compuesta de frutas, verduras, proteínas magras, cereales integrales y mucha agua. Una dieta mediterránea es una opción que incluye este tipo de alimentos.

2.     Si no se puede acceder a una dieta equilibrada, se pueden utilizar comprimidos multivitamínicos. Siempre es aconsejable, sin embargo, consultar un médico o nutricionista sobre los suplementos vitamínicos adecuados para cada caso particular o condición de salud.

3.     No fumar.

4.     Beber alcohol con moderación.

5.     Realizar ejercicios regulares moderados.

6.     Dentro del posible respetar 7-9 horas de sueño nocturno dentro de un mismo horario todos los días. Nuestro reloj biológico, o ritmo circadiano, regula los estados de somnolencia y vigilia, por lo que respetar un horario de sueño consistente mantiene un ritmo circadiano equilibrado, de esta forma el sueño es más profundo y reparador.

7.     Control del estrés. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero algunas estrategias saludables funcionan bien como, hacer ejercicios, meditar, tener algún pasatiempo específico o conversar con un amigo de confianza.

Una buena opción es practicar regularmente durante el día la respiración consciente, especialmente cuando surjan situaciones que provoquen estrés. No es necesario que se adopten sesiones muy largas, unas pocas respiraciones pueden ayudar.

8.     Y finalmente, como sabemos, lavarse las manos durante el día cada 2 a 3 horas, al salir de la casa, antes y después de preparar los alimentos y comer, después de usar el baño, después de toser o sonarse la nariz.

(*) Referencias


Autor                        : Fernando Trucco

Fecha                        : 8 de agosto de 2020
Reproducción permitida siempre que se mantenga la integridad de la información, se citen las referencias bibliográficas y el autor.